Conduciendo

SARAH

—No —digo, aferrándome a su camisa.

Estoy segura de que parecemos completamente locos y un poco graciosos, con él inclinado sobre mí en el asiento del pasajero y yo aferrándome a él como si fuera mi salvavidas.

—No quiero que pelees. Eso no es lo que quiero ahora. ¿Está bien?

Me incorporo,...

Inicia sesión y continúa leyendo