Por mi culpa

CULLEN

Sarah no dijo nada al principio. Simplemente me miró, casi como si no pudiera creerme, como si no pudiera creer las palabras que había dicho. Luego, nerviosa, se rió.

—No —dije, presionando suavemente su labios con mi dedo—. No te rías. Esto es serio. Estoy hablando en serio, Sarah.

Ella b...

Inicia sesión y continúa leyendo