Lo que quieras

CULLEN

Sarah se volvió hacia mí, dándome una mirada que no pude descifrar.

—¿Qué? —pregunté, un poco nervioso.

—Mírame a los ojos —dijo suavemente—. Necesito que me hagas una promesa.

—¿Por eso sigues mirándome así? —pregunté, medio confundido, medio curioso.

—Sí —respondió.

—¿Y cuál es la pro...

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