Aún no lo entiendo

SARAH

Los ojos de mi padre parpadearon, solo por un segundo, como si no hubiera esperado que el Sr. Cincinnati lo dijera en voz alta. Pero no lo corrigió. Ni siquiera lo negó. Simplemente se quedó allí, en silencio, con la mandíbula tensa, su mirada fija en mí.

Cullen se movió a mi lado, su mano r...

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