EPÍLOGO FINAL

—Por favor, deja de decirle esas cosas—Lord Vladya gimió—. Está sonriendo como un ladrón que acaba de ser ascendido a jefe de guardia. Podría olvidar por qué estamos aquí.

Daemonikai le dio un golpe en la cabeza—. Cállate—. Pero seguía sonriendo de oreja a oreja.

La sanadora escondió su sonrisa de...

Inicia sesión y continúa leyendo