Mañana te haré ver el infierno

—¿Se encuentra bien, señor? —pregunta Adelle, dejando el libro a un lado y acercándose un poco, notando la palidez en el rostro de Emmanuel.

Emmanuel niega con la cabeza, sus ojos cerrados, tratando de controlar la extraña sensación que lo invadía. Era una mezcla de frustración y un deseo inexplica...

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