Habitación compartida.

Emmanuel soltó una risa seca, la mandíbula tensa. —¿Disfrutando? Lo que recuerdo es una niña borracha a punto de meterse en un lío. No confundas la decencia con el deseo, Adele. Eres una empleada y yo soy tu jefe. Fin de la discusión.

Adele sintió que la sangre le subía a las mejillas. —¿Decencia? ...

Inicia sesión y continúa leyendo