Hasta que tú llegaste

—¿Eres… virgen? —Adele está aterrada.

—¿Continuamos o te platico de mi intimidad? —acerca sus labios a los de ella— ¿Acaso te has arrepentido?

—No, no, solo que me sorprende, te lo juro… por favor sigamos, señor, esto será inolvidable.

Ella toma la iniciativa de besarlo, por lo que todo se vuelve...

Inicia sesión y continúa leyendo