Jugando sus cartas

Rebeca intentó ignorar el torbellino de emociones que la invadía, pero era inútil. La imagen de Ares, su voz ronca, el tacto de sus manos, la intensidad de sus ojos esmeralda… todo se repetía en su mente como una película sin fin. Estaba sentada en el sofá de la casa de Adele, rodeada de telas, boce...

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