¡Qué rayos fue eso!

Rebeca no se dejó. Al ver que Andrei estaba como perdido, lo agarró de la mano y lo sacó de la casa. Lo llevó hacia la pequeña casa para poder hablar con él. —Es que aquí donde vivo, no allá; por favor, no me vuelvas a buscar en la casa principal.

—Entiendo y nuevamente pido disculpas por mi vi...

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