Se llevó a la niña Estrellita.

Cuando estuvo a punto de echar a correr, una voz la detuvo. Katia tragó saliva y giró la cabeza. Al ver que era Noah, negó con la cabeza y siguió caminando.

—¡Katia, hablemos, por favor!

—¡No hay nada de qué hablar! Por favor, no me busques más. Cada vez que estamos juntos pasa algo malo. Me i...

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