Cinco minutos

Adele, con el uniforme ya puesto, se miraba en el espejo del diminuto vestidor. El atuendo le quedaba un poco grande, pero no le importaba. Lo importante era el trabajo. Se ajustó el cuello y alisó las arrugas de la falda, intentando calmar los nervios que le revolvían el estómago.

Salió del vestid...

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