Capítulo 42

A pesar de la sonrisa en su rostro, esa frase sola produjo un cierto filo en su voz.

—¡Oh, esos rumores! —puse mis manos en mis mejillas, esperando que mis manos frías las descongelaran un poco. Alex seguía erguido sobre mí, más cerca que antes—. Sí, no les prestes atención.

Él rió.

—Oh, créeme. No ...

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