Rita ya no está

Adela trató de reprimir su sonrisa y se acercó a su oído, susurrando:

—Si no puedes dormir esta noche, llámame, Richard. No intentaré ponerte las cosas difíciles. Así que me despido, amor.

Adela besó la mejilla de Richard nuevamente y salió.

Los ojos de Richard se abrieron de par en par y su cora...

Inicia sesión y continúa leyendo