Estoy bien ahora mismo

—Príncipe, por favor, abre tu túnica. Necesito purificarte —dijo Adela.

Richard dudó al escucharla. Adela estaba frente a él, sus ojos brillaban con determinación y un toque de misticismo. El aire crepitaba con una energía intensa, como si la misma realidad contuviera la respiración en anticipación...

Inicia sesión y continúa leyendo