No me malinterpretes

Adela arqueó las cejas, su voz temblaba mientras luchaba por hacerse escuchar.

—Camila, por favor, escucha. Nunca dije que fueras débil. Nunca lo creí. Eres una maga hábil y te respeto. Eres una sanadora maravillosa.

Pero la ira de Camila la había cegado, ahogando las palabras de defensa de Adela....

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