Unión basada en el amor

La iglesia estaba sumida en un solemne silencio mientras Victoria Sinclair, radiante en su vestido de novia, caminaba lentamente por el pasillo. Su corazón latía con fuerza a cada paso, y la emoción desbordaba en su mirada. Al final del recorrido estaba Damien Ashford, el hombre con el que había soñado casarse desde la infancia.

Cuando Victoria llegó al altar, Damien extendió la mano, tomándola con ternura. Sus ojos se encontraron, y una cálida sonrisa iluminó sus rostros. Era el momento que habían esperado durante tanto tiempo, y nada más importaba excepto ellos dos.

Ante el sacerdote, se unieron en santo matrimonio. Las palabras del oficiante parecían distantes, como si el mundo a su alrededor se hubiera desvanecido. Todo lo que Victoria podía sentir era la reconfortante presencia de Damien y la promesa de un futuro juntos.

"Ahora los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia."

Finalmente, llegó el tan esperado momento. El sacerdote pronunció las palabras que permitirían a Damien besar a su esposa por primera vez. Con una ternura incomparable, se inclinó hacia ella, sus labios encontrándose en un beso suave y prometedor.

El apasionado beso expresaba la alegría que ambos sentían en sus corazones. Finalmente estaban unidos como marido y mujer, listos para enfrentar cualquier adversidad que la vida pudiera traer.

Mientras se perdían en el momento, los invitados comenzaron a aplaudir, llenando la iglesia de entusiasmo. Entre ellos estaba Amelia Turner, la mejor amiga y dama de honor de Victoria. Se acercó con una sonrisa radiante, rebosante de felicidad por la pareja.

"¡Victoria, te ves increíble! ¡Felicidades, querida!" exclamó Amelia, emocionada. Luego dio un ligero golpecito en el brazo del novio y continuó, "Damien, tienes mucha suerte de tener a esta maravillosa mujer a tu lado. Cuídala bien, ¿de acuerdo?"

"Gracias, Amelia. Realmente soy el hombre más afortunado del mundo," dijo Damien, sonriendo a Victoria.

"Soy la mujer más afortunada del mundo," afirmó Victoria, mirando a su esposo con amor. "Nunca pensé que este día llegaría, pero me alegra tanto que seas tú."

"Ejem," tosió Amelia, llamando la atención de la pareja. "De nada, tortolitos."

"Gracias, Amelia. Si no fuera por ti insistiendo en que fuéramos a ese almuerzo, nunca me habría reencontrado con Damien, y nada de esto habría sucedido," expresó Victoria su gratitud. Extendió la mano hacia su amiga. "Significa mucho tenerte aquí conmigo en este día tan especial. Eres como una hermana para mí."

"De nada, hermana," respondió Amelia.


El Salón Plaza en Nueva York brillaba con la elegancia y el refinamiento de la boda de Victoria Sinclair y Damien Ashford. Los invitados se mezclaban entre risas y conversaciones animadas, mientras la atmósfera estaba llena de anticipación y felicidad. Victoria y Damien, radiantes, se movían entre los asistentes, recibiendo saludos y felicitaciones.

Entre la multitud, apareció Ethan Blackwood, un rival de Damien en los círculos de inversión. Una sonrisa traviesa se dibujó en sus labios mientras se acercaba a la pareja. Sus ojos se encontraron con los de la novia, y Victoria sintió un escalofrío recorrer su espalda. Era muy consciente de la animosidad entre su esposo y Ethan, y la presencia del rival en su día especial era una provocación que no había esperado.

"Ashford, mi viejo amigo," dijo Ethan con un tono irónico. "La suerte te sonrió, ¿verdad? Lograste casarte con la heredera multimillonaria de los Sinclair."

Damien frunció el ceño, sus ojos chispeando de ira. Se acercó a Ethan, tragándose el desprecio que sentía.

"No tienes derecho a hablar así, Blackwood," replicó, su voz tensa. "Mi matrimonio con Victoria no tiene nada que ver con los negocios. Es una unión basada en el amor y el respeto."

"Amor y respeto. Esas dos palabras saliendo de tu boca, Ashford, eso es nuevo," comentó Ethan.

"Sabes, deberías superar tus celos," susurró Damien. "Ella me eligió a mí... Se casó conmigo."

"Seguramente esta unión facilita ocultar las estafas en los fondos de inversión de Towsand," provocó Ethan.

Damien apretó los puños, su expresión endureciéndose. "Blackwood, esto no tiene nada que ver contigo. Por favor, guarda tu lengua afilada para ti mismo."

Victoria, luchando por mantener la compostura ante el insulto de Ethan, sintió la furia crecer dentro de ella. Se acercó a los dos hombres, su voz aguda y firme.

"¡Ethan, ya basta! No fuiste invitado a esta boda."

Ethan pareció sorprendido por la respuesta entusiasta de Victoria, pero una sutil sonrisa apareció en su rostro.

"Querida Victoria, te sugiero que consultes a tu organizador de bodas, porque fui invitado," respondió Ethan. "Por cierto, ¿quién no fue invitado a la boda de la heredera Sinclair?"

"Ethan, te pido que te vayas. Hoy es nuestro día, y no quiero tu presencia aquí. Esta es una celebración de amor y felicidad, no un campo de batalla para que tú y Damien resuelvan sus diferencias," dijo Victoria firmemente, mirando directamente a los ojos de Ethan.

"Oh, Victoria, siempre tan decidida. Supongo que Damien tiene suerte de tenerte a su lado," comentó Ethan. "Pero ten cuidado, mi querido amigo Ashford, algunos secretos no pueden permanecer ocultos para siempre."

Las palabras de Ethan resonaron en la mente de Victoria, profundizando su sospecha sobre Damien. Sin embargo, no dejaría que él arruinara su día. Con una mirada desafiante, repitió, "Por favor, vete, Ethan."

Ethan le dio a Victoria una mirada desafiante, pero decidió atender su petición. Le dio a Damien una sonrisa burlona antes de alejarse, pero sus ojos se quedaron en la expresión decidida de Victoria. Sabía que ella no era una mujer con la que se pudiera jugar.

Mientras Ethan se alejaba, desapareciendo entre la multitud de invitados, Damien soltó un suspiro tenso. Miró a Victoria, reconociendo el fuego en sus ojos y la lealtad que mostraba.

"Lo siento por eso, mi amor," dijo Damien, suavizando su expresión. "No dejaré que él arruine nuestro día especial."

Victoria lo miró, sus sentimientos divididos entre el amor y la sospecha. Quería creer en las palabras tranquilizadoras de Damien, pero la sombra de Ethan se cernía sobre ella.

"Yo sé que no es tu culpa, Damien," dijo, su voz tensa. "Sé que podemos superar cualquier desafío, Damien. Juntos, seremos imparables."

Damien asintió, sosteniendo firmemente la mano de Victoria.

"Te lo prometo, Victoria. Protegeré nuestra vida juntos de cualquier amenaza, incluyendo a Ethan Blackwood."

Victoria lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de amor y determinación.

La música comenzó a sonar, y los invitados se entregaron a la alegría de la celebración. Mientras los dos bailaban, una chispa de incertidumbre aún flotaba en el aire. Ethan Blackwood había arrojado una sombra sobre la boda de Victoria y Damien, y sabían que tendrían que enfrentar las consecuencias de ese encuentro en el futuro. Pero por ahora, se unieron en un pacto silencioso para enfrentar cualquier adversidad juntos, listos para protegerse mutuamente y asegurar que su amor resistiera todas las pruebas por venir.


Cinco años después...

La tranquila serenidad de la lujosa mansión en los Hamptons fue abruptamente interrumpida por la estridente llegada de coches de policía y ambulancias. Las sirenas resonaban por las calles mientras las luces rojas y azules parpadeaban frenéticamente, iluminando la propiedad.

Los oficiales de policía saltaron de sus vehículos, listos para manejar la emergencia. Entre ellos, destacaba una policía de rostro severo. Se acercó a Damien, quien estaba de pie fuera de la mansión, aturdido y confundido.

"Señor Ashford, recibimos una llamada sobre un homicidio en esta residencia. ¿Qué sabe al respecto?" preguntó la policía, su tono profesional pero comprensivo.

Damien parecía incrédulo, sus manos temblorosas se cerraban en puños. "Yo... no sé nada. Acabo de llegar a casa del trabajo y encontré la casa así."

La policía asintió a sus colegas y luego se centró de nuevo en Damien, manteniendo una actitud profesional. "Entiendo. Por favor, venga con nosotros."

Juntos, entraron en la mansión. La atmósfera estaba llena de un sentido macabro. Manchas de sangre salpicaban las paredes, mientras los muebles yacían volcados y rotos. El aire estaba cargado de tensión y tristeza.

En el centro de la habitación, el cuerpo de Victoria Sinclair yacía en un charco de sangre, su expresión congelada en una mezcla de terror y agonía. La escena era horripilante y chocante, dejando claro que había sido víctima de un acto brutal.

La policía se volvió hacia Damien, su mirada llena de compasión pero también de determinación. "Lo siento, señor Ashford. Pero su esposa, Victoria Sinclair-Ashford, está muerta."

Damien estaba sin palabras, sus ojos llenándose de lágrimas. "No... no puede ser. Victoria..."

Mientras Damien era consolado por un oficial de policía, su mirada vacía se cruzó con la de Ethan Blackwood, quien observaba la escena desde la distancia. Ethan permanecía tranquilo, sus ojos oscuros ocultando secretos indescifrables.

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