37

No me di cuenta de que me había quedado en silencio, intentando asimilar lo que dijera sin dejarme ganar por la felicidad apresurada que sentía en el pecho, lista para saltarme encima y dominarme. Hasta que me preguntó qué ocurría.

Le sujeté la cara, obligándome a pronunciar cada palabra para tomar...

Inicia sesión y continúa leyendo