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Disfrutaba sus caricias cuando olí el cofrecillo que dejara a un costado. Ella se sentó a medias, rascándome bajo las orejas.

—¿Te apetece un baño, mi señor? —susurró, en un tono sugerente que me hizo estremecer de pura anticipación.

Considerando que era la primera vez que Risa intentaría algo así...

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