Capítulo 8

Cuando Amaya despertó, no sabía cuánto tiempo había pasado, pero sabía que la colcha se había deslizado de sus hombros y tenía frío. El fuego se había reducido a brasas. La habitación estaba casi completamente oscura.

—¡Mierda... mierda!

Tiró de la colcha, sacó un poco más de debajo del cuerpo inm...

Inicia sesión y continúa leyendo