Capítulo 31

Dolor y fuego, dolor y oscuridad ardiente y en esa agonía abrasadora que me envolvía, palabras cálidas y reconfortantes que parecían calmar mi cuerpo y alma retorcidos.

La voz de Lincoln era lo único que rompía el vórtice de dolor y necesidad en el que me encontraba.

—Todo va a estar bien. Su voz ...

Inicia sesión y continúa leyendo