Capítulo 56

Apenas podía respirar mientras sus palabras calaban en mí. La intensidad de las miradas de mis compañeros nunca flaqueó—eran mi roca, mi escudo, mi amor. —No soy nada—declaré, con la voz temblando de feroz desafío—. Pertenezco a todos ustedes, y juntos, no nos romperán.

Por un instante, todo quedó ...

Inicia sesión y continúa leyendo