Capítulo 22 La daga y la luna

El altar de piedra negra seguía frente a mí, pesado, vivo, como si respirara con cada latido de mi cicatriz. La daga en mis manos brillaba bajo la luz de la luna rota, sus runas ardiendo como brasas.

Los ancianos entonaban un canto que no entendía, una mezcla de palabras olvidadas y lamentos. Da...

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