Capítulo 32 El asedio del templo

La noche cayó como un presagio. El cielo estaba cubierto de nubes negras, y un silencio antinatural se extendió por los pasillos del templo. Los guardianes estaban tensos, con las armas listas, como si presintieran lo que estaba por venir.

Yo no podía dormir. Mi cicatriz ardía, cada vez más ins...

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