Capítulo 66 El jardín de los ecos

El amanecer parecía eterno.

El aire era tibio, sereno, y cada hoja del campo reflejaba una luz suave, casi maternal.

Pero Aria lo sentía: aquel lugar respiraba de manera extraña, como si cada brisa repitiera una palabra que no lograba entender.

"Recuerda."

Dante dormía junto a ella, sobre el cé...

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