Capítulo 7 Sangre y fuego

El rugido de los motores aún resonaba en mis oídos cuando Dante me empujó detrás de él, como si pudiera detener el mundo con su cuerpo. Sus ojos brillaban en la penumbra, no con deseo esta vez, sino con furia contenida.

—Quédate aquí, Aria.

—¡No! —repliqué, aferrándome a su brazo—. No puedes enfre...

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