Los Starkwoods

La multitud casi se tragó todo el coche. Los vidrios subidos no permitían a Davis escucharlos bien, así que…

—Baja los vidrios —ordenó.

Silas no discutió.

—Enseguida, señor —respondió y procedió a cumplir la orden de Davis.

Tan pronto como pudieron alcanzarlo,

—¡Le traje un regalo, señor!

—¡Fu...

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