Queridísima Evelina

Con una impaciencia febril, Susan y James gesticulaban ansiosamente para que Madeline se apresurara a revelar el paquete.

—¡Tráelo, tráelo! —corearon, olvidándose de su comida.

Madeline dejó caer el paquete, que parecía pesado, en la mesa del centro, con asombro en su rostro.

—Me pregunto qué hab...

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