CAPÍTULO 260

El saco de boxeo empezaba a devolver los golpes mientras lo golpeaba, devolviendo la frustración que le lanzaba una y otra vez.

El dolor recorría mis dedos, pero no eran las ampollas lo que dolía. Era mi mente, el odio que me abrumaba dolía, la decepción que sentía por mí mismo dolía, mi incapacida...

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