CAPÍTULO 54 La bella durmiente

Llegamos al claro donde se alzaban los Secuoyas Albinos—centinelas fantasmales, sus agujas blancas como hueso brillando como espectros bajo la luz de la luna. La finca de Blackthorn se erguía más allá, una fortaleza de piedra fría y secretos. Los guardias con collares, sus ojos opacos como plata des...

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