CAPÍTULO 59 Tocino, bolsas y jabs

LAX zumbaba como una colmena de abejas enfurecidas a las nueve de la mañana. Turistas sudorosos arrastraban maletas enormes, los niños gritaban pidiendo snacks y el aire estaba cargado con el olor rancio de café, combustible de avión y desesperación silenciosa. Qué suerte que no teníamos que pasar p...

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