CAPÍTULO 67 La tormenta es mía

Draven

Me agaché junto a la vieja iglesia de piedra, mi aliento saliendo en nubes que se mezclaban con la nieve arremolinada de la tormenta. La tormenta rugía a mi alrededor, salvaje e implacable, pero mis ojos se mantenían agudos, entrecerrados a través de la neblina blanca para captar cada deta...

Inicia sesión y continúa leyendo