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Me inclino hacia atrás para mirarla. Cuando veo el hambre descarnada escrita en su rostro, me dan ganas de arrancarnos la ropa a ambos y enterrarme dentro de ella.

Me cuesta todo el control que tengo para quedarme quieto y mirarla, su cuerpo bronceado bañado por el suave resplandor de la luna.

Mia...

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