Capítulo 122

Mi mano se dirigió a mi corazón, donde el fuego seguía ardiendo.

—Eres una llama. No destrucción.

Pero el viento se levantó donde yo estaba hablando.

No exclusivamente en la mañana.

Dentro de sus huesos.

Dentro de los míos.

Mientras nos desarmábamos, Faye se acercó.

—Perdiste uno.

Y vi al ho...

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