Capítulo 142

Cuando amaneció, recogimos nuestras cosas.

La gente no nos pidió que nos quedáramos.

Nos fuimos sin que lloraran, pues se mantuvieron serenos.

Erguidos junto a sus hogares, nos miraban pasar con una mirada encendida.

No el fuego de la ruina.

Sino de propósito.

Y eso era suficiente.

Caminamos ...

Inicia sesión y continúa leyendo