Capítulo cincuenta y dos

Chad simplemente sonrió.

No con arrogancia.

No con victoria.

Solo feliz.

Y por primera vez

Yo también.

Pero conmigo misma.

¿Quién se suponía que debía ser ahora?

¿Qué se suponía que debía hacer?

Porque había pasado toda mi vida convirtiéndome en algo.

Y ahora, con todo lo que quedaba por luchar—

No ...

Inicia sesión y continúa leyendo