Capítulo 31

En la oscuridad envolvente, podía sentirlos. Sin verlos, podía distinguirlos por cómo se sentían contra mi piel, mi pelaje.

Brian era suave contra mí, gentil, como una brisa fresca. Cheney se sentía como papel de lija desgastado, áspero, pero de alguna manera reconfortante. Y Nicholas, él se sentía...

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