Campanas de boda

Dante

Estiro mis nudillos adoloridos en el pequeño escenario que sostiene el altar de San Miguel, una iglesia en la que no he puesto un pie desde que mamá murió. Como solía decir papá, la iglesia es para las personas que confiesan sus pecados, y los Santos no son tan malditamente estúpidos.

Pero p...

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