Llévame al paraíso

Heidi

—Oh, Dios mío...— murmuro, incapaz de terminar mi frase mientras la lengua de Cal se desliza y devora mi clítoris con entusiasmo.

Todo mi cuerpo tiembla, mis músculos se tensan y se contraen en espasmos mientras mi orgasmo finalmente alcanza su punto máximo. Cada célula dentro de mí es tan...

Inicia sesión y continúa leyendo