Equilibrio

Dante se inclina hacia mí para besarme, y en pocos momentos, tiene que recostarse de nuevo contra las almohadas para recuperar el aliento.

—Lo siento, cariño —pasa sus manos por mis costados—. Aún no he recuperado mi resistencia.

La tentación de los viejos patrones me llama, pero no soy la misma E...

Inicia sesión y continúa leyendo