Ya que te quedas

Dante

Detengo el coche frente a la escultura abstracta roja que marca la entrada del Instituto Tandon, y Eleni se vuelve hacia mí con una mirada fulminante.

—¿Qué demonios estamos haciendo aquí?

Estaciono. —Sabes, creo que la escultura parece un montón de fichas de damas cayendo. ¿Y tú?

—Dante. —Cr...

Inicia sesión y continúa leyendo