Capítulo veintiuno

Su teléfono comenzó a sonar tan pronto como salió del edificio. Sacándolo de su bolso, vio el nombre de Roman en la pantalla. Contestó de inmediato.

—Hola. Estoy bien—. Continuó caminando hacia la parada de autobús donde había acordado que Roman la recogería.

—Quédate donde estás. Voy a buscarte— ...

Inicia sesión y continúa leyendo