Capítulo noventa y cuatro

Esperó una semana.

Siete días de silencio.

No había planeado esperar tanto tiempo. Se había dicho a sí misma que le daría dos días. Tres, como máximo. Suficiente tiempo para calmarse, respirar, procesar lo que le había dicho. Eso es lo que la gente hacía cuando tenía miedo. Se alejaban. Entraban en ...

Inicia sesión y continúa leyendo