Capítulo 35

—Estoy hablando en serio, Roseana. ¡No te rías de mí! Solo estoy diciendo la verdad.

Me detuve de reír. Mis hombros temblaban mientras intentaba contener la risa, pero parecía que cuanto más intentaba detenerla, más me reía.

—Sí —estuve de acuerdo con lo que dijo.

—No puedes confiar en Lavigne. S...

Inicia sesión y continúa leyendo