Capítulo 3 ¿Tercero en discordia?

Luego de las presentaciones el grupo se dispersó y quien tanto Alessandro esperaba se acercó brindándole una cálida sonrisa, se veía especialmente sexi vestida formalmente y con el cambio de peinado, aunque su aspecto salvaje del viernes anterior no estaba nada mal.

Un flequillo que tapaba ligeramente su rostro y un maquillaje suave, tan diferente a su look nocturno del viernes que parecía más atrevido y vestía de una manera más sugerente, “Me encantan todas sus facetas”.

—Mucho gusto señor Antonnelley, soy Giulia, hablamos muchas veces por teléfono y correo.

“Finge que no me conoce, es normal pues nos encontramos en un ambiente de trabajo”.

“¿Giulia?, incluso me está dando otro nombre, lo que quiere decir que me mintió, pero eso también se puede entender solo protegía su identidad”.

“Solo importa que la encontré y que vuelva a ser mía, después de mi venganza hacia los Bianchi ella se convirtió en mi mayor objetivo”.

Alessandro sonrió complacido y de manera galante tomó su mano e inclinó su cabeza, —Un placer, al fin puedo ponerle y un rostro a esa voz tan agradable con la que hable por tantos meses.

—Así es, quiero que sepa que tengo completa confianza en que aportará mucho a la empresa y a nosotros sus compañeros, no dude señor en pedirme lo que necesite en cualquier momento y le asistiré.

“Me encanta cuando habla con este vocabulario más formal, cada vez que me dice señor siento que mi entrepierna se enciende”.

—Creo que por ahora todas mis necesidades han sido cubiertas a cabalidad, tanto dentro como fuera de la empresa, sin embargo, quizá más adelante podríamos realizar una reunión con todo el personal encargado de cada departamento.

—Muy bien, entonces la convocaré para este viernes para que asistan todos ya que algunos están en actividades fuera de la empresa.

Cuando Giulia volvió a su puesto de trabajo, su sonrisa se cortó de inmediato pues se encontró un grupo de trabajadores reunidos en el área del café criticando y desprestigiando a ella y su hermana como siempre.

El resentimiento había comenzado cuando tras un reunión de accionistas su madre Sofia Bianchi les había puesto en evidencia poniendo al descubierto que eran herederas del consorcio información que habían mantenido en secreto para que no existieran favoritismos y que pasó desapercibido en su contratación por tener el apellido de su padre, “Russo”.

“Que descarada se nota que estaba coqueteando con el CEO”, “Está comprometida pero no le quitaba los ojos de encima al jefe, tan mojigata que pretende ser”, “Seguro es una mujer sin decencia como su hermana, que bebe alcohol con compañeros y por eso es que ningún hombre le ha pedido casarse”, “las hermanas capricho, cambian de hombre como cambiar de falda”, comentaban algunos de los presentes.

—Si no tienen trabajo pendiente por hacer que lo usan para difamar puedo llamar a sus jefes para que les asignen otras tareas.

Entre murmullos de descontento cada uno volvió a su lugar en silencio, —Admiro tu autocontrol—, se escuchó desde el pasillo, la sorprendió encontrar a Alessandro observándola con cierto orgullo en los ojos.

—Me ha tocado aprender a lidiar con estas cosas sin ofenderme, soy la autoridad de recursos humanos y no puedo reaccionar de forma visceral, pero confieso que no es fácil cuando te encuentras con personas hostiles o que por ser mayores que tú no quieren respetarte.

—Eso va a cambiar a partir de ahora.

Se acercó al salón donde se encontraban los cubículos y la mayor parte de empleados administrativo y en voz alta comentó, —Esto que acabó de presenciar hace unos minutos queda completamente prohibido de esta empresa, debemos ser respetuosos para poder lograr ser un equipo, no se volverá a comentar, opinar ni criticar la vida personal de ningún compañero porque existirán sanciones.

“¿Sanciones?”, se escuchó la pregunta entre los empleados.

—Si, y como esta es una empresa basada en la creatividad, estaré esperando sus posibles ideas en este tema y voy a ser el primero en proponer una, ¿que tal si exponemos un secreto a todo el equipo de la persona que cree un chisme?

Todos quedaron en silencio y regresaron reflexivos a sus asientos, Alessandro se sintió un héroe pero al mirar el rostro de Giulia dudo de su acción, —¿Pasa algo?, ¿está molesta?

—Le agradezco la buena intención pero por favor no vuelva a hacer algo así, me quita por completo la autoridad al defenderme y no siempre va a estar allí con su brillante armadura para rescatarme.

Dicho esto Giulia volvió a su puesto dejando a Alessandro desconcertado, “qué carácter, quise ganar unos puntos con ella y sali regañado, se ve hermosa molesta pero es necesario aclarar con ella que no quería desautorizarla”.

Mientras tanto Alice se encontraba en su vehículo, intentaba recuperar la compostura, había intentado asistir a la famosa bienvenida pero en cuanto vió a su ex amor platónico no pudo contener las lágrimas y no estaba dispuesta a mostrarse frágil frente a él, así que decidió llamar a Giulia.

—Lo siento hermanita mayor, no pude llegar a tiempo para conocer al nuevo CEO.

—No te preocupes por eso el viernes lo harás ya que hay reunión y ya te dije que no me digas hermana mayor, que somos gemelas y solo te llevo 10 minutos de diferencia.

—Esta bien viejita cascarrabias, nos vemos el viernes.

—Se puntual, ya te envié el correo con la invitación.

—Así lo haré jefa.

El resto de la mañana Alessandro estuvo ocupado entre presentaciones y entrenamientos, al medio día no logró localizar a Giulia y la tarde pasó sin pena ni gloria, el Gerente de salida no le dio un respiro y cuando acabó el horario laboral estaba agotado.

“Debo apresurarme, quizá sí coincido con ella de manera casual, podría ofrecerle llevarla a su casa para aprovechar de aclarar las cosas y de saber dónde vive”.

Pero cuando llegó al lobby Alesssandro sintió que toda esperanza se rompió pues aquella mujer tan deseada, su mariposa, caminaba de la mano de un hombre hacia un auto estacionado en la vía.

Algunas empleadas se acercaron a él decididas a ganar un poco de su interés, —¿Necesitaba algo jefe?, nosotros podemos ayudarle—, se ofreció una.

—No pasa nada, se lo pediré a la señorita Giulia mañana, por un momento se me pasó el tiempo y olvidé el horario de salida.

—Siempre viene a buscarla su prometido, es uno de los hombres más poderosos y ricos en Milán, la señorita Giulia es la envidia de todas las mujeres de la ciudad—, comentó otra.

—Si, lo imagino—, respondió Alessandro incómodo.

“Ya veo porque me evade, le fue infiel a su prometido conmigo y ahora seguramente se siente culpable y solo quiere olvidarlo, no me queda más que hacerme a un lado”.

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