Capítulo 5 ¡Inaudito!

Alice colocó una mano en el pecho de Alessandro para detenerlo, —No hay nada que hablar, entiende, solo fue algo de una noche.

—¿Por qué?, ¿tan malo fue estar conmigo?, si no sentiste suficiente placer dame una noche más.

—No se trata de eso, simplemente no va a funcionar.

En ese momento tocaron a la puerta y ambos se levantaron y acomodaron la ropa con rapidez.

—¿Si diga?—, preguntó Alessandro en voz alta.

Su secretaria abrió la puerta e indicó, —Disculpe señor, tiene prevista una reunión en cinco minutos en su oficina.

—De acuerdo, en un minuto estoy allí.

Una vez a solas, Alessandro la miró con determinación, —Esto no termina aquí, estoy decidido a conquistarte, tengo la paciencia y determinación para esperar.

Pasaron los días, mientras más intentaba ser esquiva Alice, Alessandro no perdía el tiempo para mantenerla cerca para robarle un beso, acariciarla o tomarla de la mano.

—Si. Señor Antonnelly.

—Giulia, tal como te comenté con el pasar de los días me he dado cuenta que necesito una mano derecha, una asistente.

—Tiene razón ya lo había comentado, empezaré a buscar una persona para el cargo.

—Mi sugerencia inicial sería que lo sometieras a algún concurso o reto y que sean elegidos a partir de allí.

—Me parece una idea excelente, estamos próximos a celebrar 30 años de aniversario así como nuestra expansión a otros países.

—Bien, dele tres días.

Muchas mujeres de varios departamentos emocionadas comenzaron a enviar sus propuestas pero Alice se rehusaba a ser parte del juego.

De pronto llegó un mensaje al teléfono de Alice,《¿No piensas participar?》, preguntó Alessandro impaciente.

《No deseo ser tu asistente》

《Si participas no insistiré más, además piensa que es una oportunidad para demostrar tu talento》

《Bien lo haré》

Llegados al día de la decisión quedaban dos participantes con la votación mayor para la final, lo cual lo publicaron en una cartelera.

—Yo seré la ganadora—, dijo Cristina la Jefa del departamento de abogados.

—Te deseo suerte, ambas estamos participando en igualdad de condiciones.

—Para nada Alice, estoy más preparada, mi familia son socios de los Bianchi y además tengo más clase, luzco mucho mejor que tú para ser la acompañante del señor Antonnelley—, replicó Cristina.

—Eres tan clasista, ni el talento ni la creatividad te la da el dinero o posición, quizá tienes todo para triunfar pero aquí hay muchos con excelente preparación profesional.

—No negaras que tu forma de vestir casual, sin elegancia, es un punto en tu contra, pero hasta poco femenina eres.

En ese momento Alessandro que había escuchado la discusión casualmente, intervino, —El concurso se trata de talento no del aspecto, cuando se requiera para cumplir algún protocolo de un tipo de vestimenta se participará a la persona seleccionada con anticipación.

—Yo solo quería sugerir no sólo a Alice sino al resto del personal que cuidaran más de su aspecto, lo siento si alguien se sintió aludido—, respondió Cristina con voz aniñada.

—Respetemos la individualidad de las personas, el aspecto y los cuerpos no son tema para hablar, además las sugerencias se hacen en privado.

Eso hizo que Alice se sintiera complacida pues era la primera vez que alguien diferente a su hermana la defendía, sin embargo no quería mostrar que estaba comenzando a tener sentimientos por el.

Pero al día siguiente cuando anunciaron el ganador Alice estaba complacida.

En un principio Alessandro se mostró profesional, solo la llamaba para reuniones de alta gerencia, para citas con clientes de alto nivel dentro de la empresa o apuntar algún pedido a un departamento hasta el viernes siguiente.

Apenas Alice entró en el apartamento pudo percibir el aroma delicioso a comida en el ambiente, estaba servida la mesa y hasta tenía un vino en una cubitera con hielo.

—Sabes que es poco profesional que me pidas traer trabajo a tu casa—, reclamó Alice.

—Lo siento, tengo algunos pendientes que debo trabajar este fin de semana y por eso te hice venir, además para invitarte a cenar para darte las gracias por tu apoyo esta semana.

—Todo luce delicioso—, dijo echando un vistazo a la lasaña, ensalada y hasta postre que había, que eran sus platos favoritos.

—Lo preparé especialmente para ti.

—¿Me vas a decir que tu preparaste todo esto?, seguramente lo compraste en algún restaurante.

—¿Para qué te mentiría?, la verdad me encanta cocinar, crecí con las recetas de mi nona que para mi fue mi madre y prepararlas es una forma de recordarla.

—Quiere decir que te crió tu abuela.

—Así es, ya falleció pero le debo a ella todo lo que soy, siempre la amaré y esta es una manera de rendirle tributo.

—Entonces es un honor para mi que me invitaras.

—No te mentiré, también quería la oportunidad de un último acercamiento contigo, siento que me rechazas pero a la vez te atraigo—, comentó Alessandro tomándole de la mano.

—Es que no creo que vaya a funcionar, cuando estuvimos juntos yo estaba muy herida y quise usar ese encuentro para olvidar.

—Entonces solo tienes miedo, es normal, pero no quiere decir que no podamos juntos.

—No lo sé.

—Te prometo que valdrá la pena solo dame la oportunidad de conquistarte y cuando estés segura lo daremos a conocer a los demás.

—Está bien, yo también quiero intentarlo.

—Me haces feliz, para mi tu no eres un capricho, eres la puerta a la compañía y felicidad que nunca he tenido.

Esa noche volvieron a hacer el amor apasionadamente un par de veces, cenaron y hasta amanecieron juntos, cuando fue el momento de irse para Alice, se despidieron con un tierno beso.

Pasaron el domingo enviando mensajes al otro y aunque Alessandro deseaba pedirle verse de nuevo decidió darle espacio.

El lunes ansioso decidió esperar a verla en el área del café pero apenas Alice llegó a su puesto observó un pequeño grupo que hablaba mal sobre ella nuevamente, así que Alessandro curioso preguntó a otro empleado.

—¿Por qué hay tanto rechazo de sus compañeros hacia ellas?

—Realmente es inmerecido, ambas trabajan muy duro y se han ganado su posición con mucho trabajo y esfuerzo, pero después de un tiempo de ser contratadas se supo que eran de la familia Bianchi.

—¿Pero cómo?, si tienen otro apellido…

—Tienen el apellido del padre son Bianchi por su madre.

“Oh no, no puede ser”

“Eso quiere decir… que soy el tío de Alice”.

“Permanecí tantos años fuera, una vida entera sin contacto con mi familia incluso cambié mi apellido por el de mi abuela para que no existieran vínculos que nunca me enteré con quien se había casado mi hermana ni que tuvo unas gemelas”.

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