CAPÍTULO 28 - SEDUCCIÓN PERVERSA

—¡Oh Dios, ¿de verdad se supone que debes preguntarme eso?! Por favor, recuerda que no fui yo quien traicionó nuestro pacto. ¡No fui yo quien no pudo comprometerse porque tú la elegiste a ella! ¡Maldito seas, Lee! ¡No te acerques a mí otra vez tratando de hacerte la víctima cuando tú me traicionaste...

Inicia sesión y continúa leyendo