CAPÍTULO 26 - LA AMANTE DEL CEO

No me sorprendió ver a ambos hombres frunciendo el ceño el uno al otro a la mañana siguiente. Me levanté de un salto para ayudarlo, pero Papá me indicó con la mirada que me sentara.

—¿Cómo está sanando tu herida?— pregunté, pero Dominic me ignoró y en su lugar saludó a mis padres.

—Siéntate y toma...

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