Capítulo 23

Conducimos un poco por el camino, subimos una ligera colina y luego aparece un granero a la vista. Un granero hermoso, realmente, impecablemente cuidado y pintado en tonos de gris. Tres pequeños frontones sobresalen del techo y dos pequeñas cúpulas lo coronan, con veletas en sus picos.

—¡Oh! —digo,...

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