Capítulo 260

Le doy a Iván un último mordisco para asegurarme y él suelta una maldición, apartando su mano de mi boca. Al instante me alejo de él, tambaleándome un poco en la furgoneta desequilibrada que vuela por la carretera, yendo incluso más rápido de lo que los italianos suelen conducir, lo cual ya es decir...

Inicia sesión y continúa leyendo